EXPERIENCIAS HUMANAS

Las olas. Un mar reflectante de la intensa luz del sol, color cristalino. Su agua tibia cuenta con imperfecciones: las olas. El viento las levanta, como la vida del ser humano, se ierguen, alcanzan un punto máximo, que si bien es cierto, dura poco. De repente, comienzan a decrecer, impulsadas de nuevo por el viento, se retuercen. Cuando ven que el final está próximo, llega su momento. La espuma, las burbujas.
Puede ser que la vida y el amor corran la misma suerte, ambos se asemejen a la historia de una ola. Corta, sí; pero embriagada de pasión, difícil y cargada de fuerza.

"Sentir el destino como un sueño es dejarse llevar por los momentos así como una pluma en el viento, seguir el rumbo de las olas del mar es entregar el cuerpo a la arena" - Anónimo.

jueves, 27 de enero de 2011

La huida de Kashimiro - By Kuki

“Me encuentro mal, no sé que puedo hacer, me persiguen, yo no he hecho nada, no entiendo porque relacionan el asesinato conmigo, yo no las mato, la hemorragia siempre suele parar, no entiendo que piensen así de mí, no puedo vivir de esta forma, ahora que voy a hacer dios mío, no puedo volver a casa, mi madre se va a quedar sola, la van a preguntar, a interrogar, hay cosas que no entiendo, como por ejemplo…. ¿Quién me sacó del ataúd?, yo no tengo ni idea, la gente se pensará que escape yo solo, lo último que recuerdo es que clavaba las uñas pero no podía abrirlo, y después ya me desperté tirado en aquel callejón, no sé quién pudo hacer eso, ni siquiera sé cómo me oyeron desde fuera, es algo imposible, no logro entender nada dios mío, ¿a dónde voy?, no lo sé, tendré que disfrazarme digo yo, y como voy a ir solo por ahí, no sé que puedo hacer, me voy lejos….”

Kasimiro se alejó de su casa, llegó a otro pueblo, un pueblo pequeño, donde pensaba estar hasta llegase el momento de volver a casa, si llegaba, cuando entró en aquel pueblo Kasimiro no vió a nadie, pero se quedó anonadado con una pequeña casa que parecía de juguete a la que llamó, pero nadie contestaba, pero Kasimiro oía ruidos dentro y siguió llamando, de repente la puerta se abrió y una chica de no más de 16 años pegó a Kasimiro un golpe con una cacerola, y Kasimiro cayó desmallado.

A las dos horas Kasimiro despertó tumbado en una cama atado de brazos y piernas mientras esta chica le miraba. Kasimiro al verla detenidamente se quedó prendado de los encantos de la chica, y la dijo, “me has dado un cacerolazo perra”, y la chica respondió, “pues yo me llamo Luna”, y Kasimiro sorprendido de su respuesta la dijo, “Yo soy Kasimiro”, entonces la chica se apartó y pegó un grito y dijo, “¡Oh no! tu eres el de las noticias”, y la chica se tapó el chocho. Kasimiro se puso a llorar, y la chica se quedo pensativa y le dijo, “oye oye, ¿Por qué lloras?”, Kasimiro la dijo que él no había cometido el asesinato del cementerio, y que ni siquiera sabía cómo había salido de ese ataúd, y Luna le creyó a la primera. Los dos comenzaron a contarse cosas de la primera temporada de digimon.

Al rato Kasimiro la preguntó por el tema del pueblo, que lo había encontrado vacío, y Luna le explicó que la gente lo había abandonado porque un chico llamado Rigobertín se dedicaba a tropezarse delante de las chicas, y no solo eso, sino también delante de los chicos, entonces Kasimiro se quedo pensando y se metió la mano en el bolsillo, saco un papel en el que ponía Rigobertín, y Luna dijo, “pero bueno esto qué coño es” y Kasimiro la dijo que era un papel que se encontró en su bolsillo cuando despertó en aquel callejón, todo parecía muy extraño. Luna y Kasimiro pasaron muchos y muchos días juntos, se lo pasaban muy bien juntos y disfrutaban mucho, Luna le hizo un cambio de imagen a Kasimiro para que pareciese otra persona y poder volver a su ciudad, pero no ahora, sino cuando el considerase oportuno.

En la ciudad la policía seguía buscando a Kasimiro y su madre lloraba y lloraba porque pensaba que ya no iba a volver a ver a su hijo, incluso la madre de Kasimiro recogió su habitación y todos los chochos que él tenía y los guardo en unas cuantas bolsas de basura, la madre de Kasimiro ahora parecía otra persona, no salía de casa y se pasaba el día tocándose, esperando a que su hijo volviese algún día.

La madre de Kasimiro, Kasimiro y Luna y todo el mundo vieron como en los noticias seguían apareciendo asesinatos con el mismo modus operandi, y seguían inculpando a Kasimiro, cuando en realidad nadie sabía quien hacía eso, pero no era Kasimiro, sino Rigobertín, o eso creían Luna y Kasimiro.

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